domingo, 24 de febrero de 2013

EL ARTE TIENE SU PUNTO, por Piti Ferrer


Cuando abres un libro de historia siempre se basa en el estudio de la arquitectura, pintura y escultura; pero yo creo que hay otros tipos de arte que no tienen el reconocimiento que merecen.

Para mí el arte es toda la manifestación del ser humano que denote talento. Otra cosa es que me guste; y es precisamente en el verbo “gustar” es donde reside parte del problema ya que soy consciente de que unos seres llamados “crítico” son los que encumbran a los artistas al estrellato o, directamente, pasan de ellos y ya no son estrellas sino estrellados.

Ahora bien, ¿alguien se ha dado cuenta de que hay un eslabón perdido que está esperando que lo descubran y lo eleven a la categoría de arte? Sí, las labores en todas sus manifestaciones: calceta, punto de cruz, petit point, ganchillo, bolillos… Así que creo que es justo que tengan su pequeño reconocimiento para lo que voy a utilizar unos cuantos ejemplos:

1. Yarn Bombing: “tejeror@s del mundo toman las calles”. Pese a que la primera vez que me  encontré con esto pensé lo mismo que cuando vi dos zapatillas colgando de un cable que atravesaba la calle, hoy ¡me parece genial! Es una especie de arte callejero que se dedica a vestir y abrigar mobiliario urbano y zonas verdes de una forma no agresiva: si no te gusta, lo cortas y punto. Yo creo que su origen está en esas personas que le hacen funditas de punto/ crochet a todo lo que pueden, por ejemplo: fundas de gafas, paquetes de clínex… rollos de papel higiénico. En Internet hay muchas páginas dedicadas a esto. Nunca lo he comprendido, pero bueno (¿para que quiere alguien ocultar un rollo de papel higiénico en una funda? si no quieres que se vea, ¡lo guardas y punto!).


2. Artistas de la aguja y el hilo: es evidente que aquí tienen cabida todos los grandes y pequeños diseñadores, que luchan por hacerse un hueco en el mundo de la moda: existe vida después de la Gran Semana de la Moda de París, Nueva York o Madrid. Pero también están “esas grandes manos anónimas” que generación tras generación han tejido con tanto amor prendas para sus hijos y nietos. A ellas, se les perdona todo. Lo peor eran las bufandas que picaban o esos jerseys que, como me recordó un día un amigo de D. Perfecto, acababan teniendo cremalleras o botones en los cuellos porque el cuello salía tan pequeño que la cabeza ni entraba (y encima de colores imposibles de llevar). Esto es como todo, las (porque lo de los es nuevo) había profesionales (como mi madre que es una tricotosa de élite) y las nivel de iniciación. Las víctimas de éstas últimas tenían un problema porque, cuando acababan aquello parecía cualquier cosa menos un jerseys. Quizás venga de ahí el sinónimo de saquito para los jerseys… También hay otros grandes desconocidos que no hacen ropa y, a modo de ejemplo, voy a citar a dos:

Richard Saja: conocido por personalizar telas de Toile de Joly de escenas clásicas con bordados un tanto peculiares: payasos, tatuajes, temática punk… ¡Qué pena que no se me hubiera ocurrido a mí! Ahí donde lo veis expone en grandes galerías de arte y ha hecho hasta una edición limitada (me imagino que “carisísima”) de almohadones para Christian Lacroix.


Víctor Navero: es un artista cordobés que se empieza a hacer su lugar en el mundo. (Y que además ha diseñado el logo de este Blog). Polifacético donde los haya, lo mismo pinta, que cose, que hace fotografías, ¡vamos, “mu completito!”. Todo con su peculiar toque y visión tan personal. Esa foto que pongo es una especie de proyecto de fusión donde todo forma parte de la misma historia. Podría haber citado a otro joven artista pero como es mi amigo y lo adoro ¡le ha tocado a él!


4. Pañuelos de los enamorados portugueses: oooohhhh…! Que bonito que tu pareja se declare con un pañuelo bordado con todo su amor y lleno de frases y dibujitos románticos llenos de simbología. Bonita tradición. Eso sí, no quiero ni pensar que se puede hacer con él si se acaba el amor.


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