Hoy en Desde el Caballo de las Tendillas escribe Antonio de la Torre y analiza la evolución de Podemos y la situación que vive de cara al congreso de la formación morada de este próximo fin de semana…
A
cuarenta y ocho horas del Congreso ‘morado’, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón pugnan
por llevarse el gato al agua en Vistalegre-2
(V-2), con dos de las ‘corrientes’ abiertas en el partido: ‘Podemos para todas’ y ‘Recuperar la ilusión’,
respectivamente, que presentaron el fin de semana cerca… pero lejos.
Desde
la sorprendente irrupción en la escena política del ¿partido? hace sólo tres
años -poco antes de las elecciones
europeas de Mayo/2014- sucedieron muchos acontecimientos en la formación que
tuvo su origen en la concentración -devenida en estercolero- del 15M/2011 en la
Puerta del Sol -con el consentimiento (no se olvide) del dúo Zapatero/Rubalcaba-,
del que los medios, sin distinción de línea editorial, se hicieron eco, incluso
cuando ya había degenerado y se sabía quién ‘controlaba’ la protesta -un paso
más, del bien estudiado programa de la izquierda que no aprenderá la derecha-.
Desde
esas europeas, se manifestaron ya diferentes ‘corrientes’ en torno al Podemos Central del núcleo duro de la Complutense madrileña (Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos
Monedero, Carolina Bescansa y Luis Alegre) -el más mediático-, que encontró
su ‘casa’ televisiva en Cuatro y La Sexta. Junto a ese núcleo ‘asambleario’, aparecían
grupos como Izquierda Anticapitalista
-“Es la hora de la gente”-, escisión
de IU en 2008 y exmilitantes de Liga Comunista Revolucionaria, con Teresa Rodríguez/Kichi (Cádiz), Pablo Echenique (Zaragoza) y Miguel Urbán (Madrid); Democracia Directa -activistas
destacados del 15M, con la eurodiputada astur Tania González- partidarios de estructura asamblearia horizontal -o
sea, todos iguales- incluyendo Profundización Democrática, Podemos Participar
Más, Círculo Enfermeras o Iniciativa Ciudadana; por último, Podemos Confederal - círculos de Gran Canaria, Navarra, Cataluña y Vascongadas-,
defensores del “estado confederal, derecho de secesión y derecho a decidir”. Una
mezcla que presagiaba ya su difícil convivencia pese al denominador común marxista,
pero ya sabemos cómo entiende la democracia esa tendencia.
La
primera ‘grieta’ llegó con la dimisión de Monedero -‘padre’ fundador y
referente ideológico- poco antes de las elecciones municipales y autonómicas de
2015, salpicado por el cobro -cuando menos poco ‘transparente’- de su ‘asesoría’
a Venezuela y asociados, acusando a Podemos de “perder los principios y frescura del origen" y "parecerse a los partidos de la casta” y discrepante con la estrategia de Errejón
-posiciones políticas moderadas y parecer ‘buenos chicos’-.
El
cisma regional comenzó en Agosto siguiente al dimitir ocho cargos del Consejo
Regional (CR) de Galicia, discrepantes con el Secretario General (SG) de la
franquicia Claro que Podemos -circunstancias
personales, dijeron-. Siguió en Octubre,
Gemma Ubasart, SG de Cataluña y S Estatal de Plurinacionalidad y
Políticas Públicas, que dimitió alegando
motivos personales y desacuerdo "con la filosofía de campaña electoral del
27-S” -Podemos fue con Catalunya Sí que es Pot, ICV, EUiA y Equo-, provocando
la disolución del Consejo Ciudadano (CC) al dimitir siete de sus miembros, dando
paso a una gestora provisional. Después, se van cinco miembros del Consejo
Municipal (CM) de Valencia, enfrentados con Valencia en Común -Podemos,
Guanyem y otros movimientos de izquierda-, por “desmovilizar círculos e imponer
políticas desde Madrid” -es decir, totalitarismo-, y diferencias de criterio respecto
a ceder, sólo al partido, el exceso del sueldo sobre tres veces el SMI. Y,
por fin, en Noviembre, dimite la dirección de Vascongadas, también por
diferencias con la Dirección Estatal (DE), que impuso nombres en listas a elecciones
generales. Así pues, en año y medio, el partido se rompe en las tres ‘comunidades
históricas’ por diferencias con la DE. Ruptura que se manifiesta en la
formación de listas autonómicas en Galicia y Vascongadas, traducida después en muy
pobres resultados electorales en ambas regiones.
Tras
las elecciones del 20D -Podemos obtuvo 69 diputados-, Iglesias destituye fulminante
y sorprendentemente al Secretario de Organización (SO), Sergio
Pascual (Marzo 2016), culpándolo
de “gestión deficiente que dañaba ‘gravemente’ al partido” -creo que fue más bien
por su afinidad con Errejón-, y trató de cerrar la crisis nombrando a Pablo
Echenique -uno de los críticos antes-, que pidió “mayor protagonismo de los
territorios, democratización y participación”. Consecuencia: dimite el SG Madrid,
Emilio Delgado, y nueve miembros del CC, acusando a Iglesias de “golpe de
mano”.
El
descenso en intención de voto para la repetición electoral del 26-J, sin duda
no ajeno a la dinámica de ceses y dimisiones, creo que tuvo que ver en el acuerdo
con IU para formar Unidos Podemos, traducido
en la pérdida de un millón de votos respecto a la suma de ambos el 20-D, pese a
mantener la misma cifra de escaños -69 y 2-, evidenciando el desgaste de la
formación morada, indicativo, a mi juicio, de haber alcanzado entonces su techo
electoral -el siguiente paso puede ser la desaparición de IU por ‘absorción’ en
Podemos y, tal vez, del ‘avocálico’ Pdr Snchz-.
Sin
cerrar la crisis madrileña, se abre otra en Andalucía, donde Ahora Andalucía y Andalucía Plaza a Plaza se unen contra Teresa Rodríguez,
denunciando una estructura "piramidal y vertical" y pidiendo sustituir
a la SG por una portavocía ‘coral’. En Sevilla hay siete dimisiones críticas con
Begoña González, su SGp: “el CC de Sevilla no es espacio de debate, diálogo y
decisión política", dicen, acusándola de "prácticas poco democráticas
y éticas", "votaciones impuestas", “acumulación de cargos",
etc. Y, para que el ‘coro’ -transversalidad dicen algunos- ‘desafinara’ por
completo, Castilla La Mancha abre su corriente crítica, Imagina Podemos, pidiendo neutralidad a Iglesias ante su apoyo al
SG, García Molina, al que acusan de “llevar un año sin quórum ni legitimidad
para tomar decisiones”, mientras en Canarias siete miembros del CC dimiten acusando
a la dirección isleña de "falta de democracia interna, ejercicio
autoritario del poder y sucursalismo político” y denunciando “amenazas de
expedientes y acoso personal y político a quien discrepe o se atreva a
preguntar", lo que deriva en la disolución del CC de Gran Canaria al dimitir
quince miembros.
Cayó
también Luis Alegre, amigo de Iglesias, fundador, organizador
de Vistalegre-1, y SG de Madrid desde Febrero-2015, al que diario.es le publicó el domingo el artículo “¿Qué
está pasando en Podemos?”, en el que carga contra el equipo de Iglesias por querer "destruir el proyecto”,
y apuntando contra Irene Montero,
jefe de gabinete; Rafa Mayoral, S RR
Sociedad Civil; y Juanma Del Olmo, SG
Adjunto del Grupo Parlamentario (GP), llamándolos "conspiradores y
cortesanos”, y asegurando que “Pablo
se dará cuenta, un año o dos después, de que lo mataron los suyos, pero será
tarde" y que, "desde que fundamos Podemos, no he encontrado nada tan
dañino para Pablo y el proyecto como la camarilla que, hoy, está dispuesta a destruir todo con
tal de no perder su condición de cortesanos, cuatro o cinco personas, suficientes para dar al traste con todo"
añadiendo que “votará a Iglesias porque Podemos necesita estar dirigido por él
pero no la lista que le acompaña”.
La
última fundadora en caer ha sido Carolina Bescansa -"la mejor analista
electoral" de España, según Iglesias y ’ejemplo’ de madre, añado yo-
aunque no abandonará el partido. Intentó sin éxito un acuerdo de mínimos Iglesias-Errejón
para salvaguardar la organización, “pase lo que pase en V-2”, pero rechazando
el puesto que Pablo le ofreció en su lista, aunque pretende seguir como SG del GP.
Quedan
pues solo dos de los cinco fundadores, el SG y el político, que, tres años
después, ofrecen posiciones distintas en lo político, lo organizativo y la estrategia.
Tanto que se enfrentarán en V-2 ante la imposibilidad de acuerdo en ideas o
listas. El resultado de las primarias marcará el destino de cada uno. Si
Iglesias no se impone en la votación de personas y documentos, piensa
abandonar el partido y volver a
la actividad docente -de interino, claro-. Algo que
ya dijo en octubre... de 2014.
Errejón -único
que a día de hoy ha dicho que estará sí o sí en la futura dirección de Podemos- pide no convertir V-2 en "duelo a
vida o muerte -así está el patio- y acostumbrarse a gestionar la
pluralidad", proponiendo que Iglesias siga de SG -“formamos un buen tándem”,
dice- pero presentando sus propias propuestas e insistiendo en que “por encima
de todo está el proyecto" y que “nunca será obstáculo" para salir
"más fuertes" de la cita, asegurando que, “antes de que Iglesias dimitiera,
si perdiese, pondría el cargo a su disposición”, pero un resultado muy negativo
para él podría minimizar su papel en el futuro CC y, a medio plazo, tener
consecuencias. Los dos saben que Podemos perdería sin el otro y su equipo -ambos,
con los anticapitalistas, son el Podemos que desean afiliados y votantes-.
Errejón ha dicho en Twitter: "Nuestro reto: construir unidad desde el
debate y la articulación de lo diverso", para apostar por un “modelo
abierto, más cercano al 15-M que al PP”.
Esta
situación caótica se traduce en que el GP Podemos-En
Comú Podem-En Marea (esto ya da idea de la disfunción y caos interno) del
Congreso desatiende sus funciones
institucionales, “distraídos” con V-2, mientras su responsable, Carolina Bescansa, se desmarca
diciendo que lo que está pasando en Podemos es sólo una “crisis de crecimiento”.
Con
este panorama se llega a V-2 sin atisbo de acuerdo entre pablistas, errejonistas
y anticapitalistas. Estos últimos no quieren “llegar a acuerdos de parte” ni
aceptar el sistema mayoritario de votación de Echenique -Desborda- que prima la lista más votada, y los errejonistas apostando
por un “sistema proporcional puro de listas abiertas”. Veremos si la reunión
del CC del próximo día 11 arroja algún tipo de acuerdo previo a la votación.
Lo
que está claro es que, desde las fechas del Congreso hasta el sistema de votaciones
para elegir CC existe un enconado desacuerdo entre las tres opciones y serán
los militantes quienes decidan, aunque, sea cual sea el resultado, la mitad de la organización no estará
conforme.
Tal
vez, como algunos de sus componentes repiten, "el fenómeno Podemos se
estudiará en las universidades", aunque -añado- no sé si como una lección
de éxito o de canibalismo político y autodestrucción. Yo me inclino por la
segunda opción o, al menos, la quiero. Creo que no hace falta esta opción en la
España de hoy. La solución, puede, el próximo fin de semana. O seguirá el
culebrón. Mientras, entre ofertas de ayuntamientos, puñaladas y filtraciones,
la sombra de Verstrynge es alargada y por ahí anda.
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