Los domingos recordamos
en Desde el Caballo de las Tendillas y hoy os traemos este artículo de mayo del
pasado año, en el que avisábamos de algo que podía ocurrir en nuestro País y
que, al final, ha pasado. La paralización de las instituciones y la
imposibilidad de formar Gobierno, consecuencia de la fragmentación. Al menos
parece que este mes tendremos investidura…
Ayer por la tarde,
mientras se celebraba la sesión de investidura de Susana Díaz a la presidencia
de la Junta de Andalucía, escuchaba una tertulia política en una emisora de
radio; y hablaban de las consecuencias que puede tener para la política
española y, en definitiva, para los ciudadanos la irrupción de nuevas
formaciones políticas.
Unos defendían que era
una clara señal de una mejora en la calidad democrática de nuestras
instituciones, otros, por el contrario, opinaban que esta situación podría
conllevar situaciones complejas que acabarían perjudicando a la gente.
Y se me vino la imagen de
la Italia de hace unos años. Pues aunque no se sea un experto en política
internacional, todos conocemos los vaivenes de la política italiana, con unas
cámaras legislativas muy fragmentadas y unos problemas de estabilidad política
constante, lo ha llevado durante muchos años a la convocatoria de elecciones
casi permanente y a que se dijera que Italia seguía siendo una potencia
económica gracias a la falta de gobierno.
Y lo que puede ocurrir en
España es lo mismo que se ha vivido en Italia durante muchos años. Y no creo
que sea positivo, pues un poder legislativo muy fragmentado y sin unas mayorías
definidas puede traernos muchos problemas. No estoy diciendo que esta situación
sea más o menos democrática que otras, simplemente creo que hemos de definir
qué es lo que queremos de nuestras instituciones políticas, pues lo que está
ocurriendo en Andalucía, con la posibilidad de que nos veamos en las urnas de
nuevo, podría repetirse en otras comunidades autónomas o en Congreso.
Y es que a lo mejor sería
más lógico modificar la ley electoral para evitar estas situaciones. Algo que
tienen solventado en muchos otros países que son tan o más democráticos que el
nuestro. Porque al fin y al cabo la gente lo que quiere es que sus
representantes sean eficaces y trabajen buscando el bien de la ciudadanía, algo
que ahora en Andalucía no está ocurriendo, pues tenemos a la administración
paralizada por un capricho. El problema es la italianización de España.
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